Juan ‘El Puma’ González, quien el pasado martes murió víctima de la violencia rampante en el país, recibió los últimos honores en el coliseo Antonio R. Barceló, en Toa Baja, donde sus seguidores en el mundo del boxeo y en su vida privada, incluido sus familiares, le rindieron tributo previo a su sepelio en el cementerio municipal el cual fue uno vistoso recorriendo varios sectores del pueblo al son de música y hasta la celebración de una pelea de gallos.
González, de 21 años y con palmarés perfecto de 11-0 con 10 anestesiados, fue baleado en la cabeza mientras transitaba en su motocicleta junto a otra persona que resultó herido en una pierna, falleciendo al siguiente día en el Centro Médico de Río Piedras.
Cuatro sujetos entre las edades de 17 y 24 años fueron arrestados al par de días de sucedidos los hechos en un barrio de Bayamón y se presume que tuvieron que ver con el homicidio que consternó a la familia del boxeo y de la ciudad llanera.
El féretro partió del coliseo Barceló en un camión de los utilizados para las campañas políticas donde el ataúd de blanco era visible para los cientos de personas que se arremolinaron en las calles por donde pasó la comitiva fúnebre.
En un momento dado, su padre realizó en medio del recorrido una pelea de gallos en honor a ’El Puma’ quien era un fiel seguidor del deporte del pico y las espuelas para luego en el cementerio el conocido cantante de salsa Luisito Carrión, amigo del fenecido peleador, hacer uso de su talento dedicándole un par de canciones mientras los dolientes gritaban ‘Puma…Puma…Puma’.
Por otro lado, Miguel Cotto, presidente de la empresa Promociones Miguel Cotto, a la que estaba ligado González, dijo estar muy apenado y sentido con lo acontecido con el púgil, quien era uno de sus principales prospectos.
“Estamos muy tristes y consternados por el fallecimiento repentino del Puma. Siempre demostró coraje y valentía en cada una de sus peleas. Vivirá eternamente en los corazones de aquellos que lo conocimos y compartimos con él. Que descanse en paz”, sentenció.
FOTOS por Mario Vayas
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